“El culto a la vida es también culto a la muerte” Octavio Paz
La celebración a los muertos es una tradición que ha prevalecido desde el México precolombino, como una fusión ideológica y cultural de muchas vidas. La muerte es un tema que caracteriza a México, por un lado, simboliza un rito antiguo, en plena confirmación de testimonios escritos y arqueológicos que nos hablan de cómo los antepasados percibían un culto, esencial en sus raíces, para entender la conexión del hombre con su espíritu:
“Para los antiguos mexicanos la oposición entre muerte y vida no era tan absoluta para nosotros. La vida se prolongaba en la muerte y a la inversa. (El laberinto de la soledad, Octavio Paz).
Pero la tradición de endulzar, “caramelizar” las ofrendas, los días 1 y 2 de Noviembre, dio rienda suelta a partir de la imaginación y vena literaria de José Guadalupe Posada, a quien se le atribuye la popularización de “La Catrina”, un esqueleto engalanado con ropas mujer que simboliza la muerte, y las célebres calaveras literarias1 versos que satirizan y casi transforman, en nombre de los mexicanos, a quienes debemos obsequiar poemas humorísticos.
Este legado de vivificar la muerte, transformar personajes que pueden estar muertos, de forma graciosa, o vestirlos coquetos, inscribiendo una insignia de golosina, azúcar, amaranto, chocolate, y otros adornos de lentejuela y papel maché, nos aproximan a la forma (burlesca o no) de encarar a la muerte con el tiempo, en el sarcasmo y divertido papel del folclore mexicano.
“El culto a la vida es también culto a la muerte” volvía a remarcar Octavio Paz; lo que prolonga, desde tiempos remotos, el miedo a la individuación, y transforma con esto, la común asistencia a cementerios para limpiar las tumbas y adornar con flores, múltiples adornos de Cempasúchil que se colocarán en los tres niveles más comunes de una ofrenda: la parte baja será el inframundo, la mesa será la tierra, y la parte superior, el cielo (ibídem).
En vísperas del altar, “ofrecer un obsequio al Difunto”, las familias mexicanas preparan con dedicación su calaverita, cada año presente en la tradición de su cultura, y en el símbolo a su religiosidad que ofrece versos pintorescos y obsequios de azúcar para todos los muertos, ¿o los vivos?
1 (Calaveritas, el dulce sabor de la muerte), 2012.
Si quieres saber mas acerca de nuestras tradiciones de día de muertos, sigue nuestra cobertura del 7to Festival de Vida y Muerte a celebrarse en Xcaret el 1 y 2 de Noviembre del 2012